8. No temas. Isaías ahora explica la razón por la cual habló anteriormente del poder de Dios, es decir, para confirmar la fe de la gente. De las declaraciones anteriores, llega a esta conclusión: "Dado que el Señor es tan poderoso y gobierna todas las cosas a su gusto, las personas a las que ha tomado bajo su protección no deben temer".

¿No te he hecho oír desde entonces? Luego repite lo que ya había dicho, que Dios no solo trajo asistencia secretamente a los judíos, y de repente, como por legerdemain, hizo su aparición cuando menos se lo esperaba, sino que mantuvo su fe viva por muchas predicciones y, en resumen , dio pruebas manifiestas de su bondad paternal, para que su divinidad se percibiera claramente. No nos sería ventajoso que Dios sepa y pueda hacer todas las cosas, si no se revelara también la gran preocupación que tiene por nuestra salvación. Aunque, por lo tanto, desea que muchas cosas sean desconocidas para nosotros, sin embargo, comunica todo lo que es útil o ventajoso para que sepamos. מאז, (meaz,) a partir de entonces, significa un largo período; o, si se piensa mejor, denota una oportunidad; porque el Señor revela sus secretos a los elegidos, cuando ve una temporada adecuada; pero la interpretación anterior me parece más simple.

Por eso sois mis testigos. Quiere decir lo que ya he comentado, que la gente no puede alegar la excusa de la ignorancia por no estar satisfecha con un solo Dios; porque él se ha revelado abundantemente a ellos, para dar testimonio acerca de sí mismo. El objetivo que se pretende obtener con nuestro conocimiento de la gloria de Dios es que debemos profesar su verdad ante los hombres, como ya se dijo, si no deseamos extinguir la luz que nos ha traído su Espíritu. Nuevamente, no podemos ser "testigos de Dios" si su verdad no nos confirma; porque un testimonio proveniente de una opinión dudosa sería inútil, y por lo tanto debemos ser enseñados por la Palabra de Dios, para tener una esperanza de salvación fija y sin vacilar.

Y no hay un Dios fuerte. (174) En este pasaje, como en muchos otros, aplica a Dios el epíteto fuerte; porque no es suficiente reconocer la esencia eterna de Dios, si no también le atribuimos fuerza. Pero por esto, no le dejaremos más que un nombre vacío y vacío, como lo hacen los hombres malvados, que con la boca confiesan a Dios, y luego atribuyen su poder a esto y a aquello.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad