Luego dice que el hijo de su tío Hanameel vino, como Jehová lo había dicho, que entró en el tribunal de la prisión y que le habló como Dios lo había predicho. En cuanto al final del versículo, puede parecer extraño que el Profeta diga que ahora sabía que la palabra venía de Dios: porque si antes dudaba, ¿dónde estaría la certeza del espíritu profético? Ya había recibido una visión; Debería haber abrazado lo que sabía que le habían dicho desde arriba, incluso sin dudarlo, pero parece que estaba en suspenso y perplejo. Entonces parece una evidencia de incredulidad, que él no confió plena y completamente en el testimonio de Dios, y no fue completamente persuadido en cuanto al oráculo celestial, hasta que vio que todo se había cumplido realmente. Pero es correcto distinguir entre el conocimiento recibido de la revelación del Espíritu y el conocimiento experimental, como dicen. Por lo tanto, el Profeta no supo por primera vez que Dios había hablado, pero como se confirmó en la certeza de su fe, y en la cosa misma, no hay inconsistencia; porque nada se quita el crédito y la autoridad de la palabra de Dios, cuando la realidad y la experiencia nos confirman; y así Dios a menudo tiene en cuenta la debilidad de su pueblo. Jeremías luego confió en el oráculo de Dios, y quedó completamente persuadido de que fue dirigido desde arriba para comprar el campo; pero después, cuando Hanameel vino a él, el evento fue como el sellado de la visión: entonces la verdad de Dios se confirmó cada vez más en el corazón del Profeta. Esto, como he dicho, era conocimiento experimental, que no resta nada a la credibilidad de la palabra, sino que es más bien una ayuda y un consuelo para la enfermedad humana. En este sentido, fue que él dijo, que ahora lo sabía; y por eso pretendía también hacer que otros creyeran la profecía. Porque cuando los fieles comparan una visión con su realización, este consentimiento y armonía, por así decirlo, sirve no poco para confirmar su fe, que cuando en una parte escuchan que Dios había hablado y cuando en otra ven que al Profeta le habían enseñado que se cumplió realmente. (60)

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