45. Philip encuentra a Natanael. Aunque los hombres orgullosos desprecian estos débiles comienzos de la Iglesia, debemos percibir en ellos un despliegue más brillante de la gloria divina, que si la condición del Reino de Cristo hubiera sido en todos los aspectos, desde el principio, espléndida y magnífica; porque sabemos cuán rica fue la cosecha que luego creció esta pequeña semilla. Nuevamente, vemos en Philips el mismo deseo de construir que apareció anteriormente en Andrew. Su modestia también es notable, al desear y buscar nada más que tener a otros que aprendan junto con él, de Aquel que es un Maestro común a todos.

Hemos encontrado a Jesús. Cuán pequeña fue la medida de la fe de Felipe a partir de esta circunstancia, que no puede pronunciar algunas palabras acerca de Cristo sin mezclar con ellos dos errores graves. Él lo llama el hijo de José y dice que Nazaret era su ciudad natal, y ambas afirmaciones eran falsas; y, sin embargo, debido a que desea sinceramente hacer el bien a su hermano y dar a conocer a Cristo, Dios aprueba esta instancia de su diligencia, e incluso la corona con buen éxito. Cada uno de nosotros debería, sin duda, esforzarse por mantenerse sobrio dentro de sus propios límites; y, ciertamente, el evangelista no lo menciona como digno de elogio en Felipe, que él dos veces deshonra a Cristo, pero relata que su doctrina, aunque defectuosa e involucrada en un error, fue útil, porque sin embargo tenía esto como su objetivo, que Cristo puede ser realmente conocido Dice tontamente que él era el hijo de José, e ignorantemente lo llama nativo de Nazaret, pero sin embargo, lleva a Natanael a otro que el Hijo de Dios que nació en Belén, (Mateo 2:1,) y no inventa a un falso Cristo, sino que solo desea que lo conozcan como lo exhibieron Moisés y los Profetas. Vemos, entonces, que el diseño principal de la doctrina es que aquellos que nos escuchan deben venir a Cristo de una manera u otra.

Hay muchos que se dedican a preguntas abstrusas sobre Cristo, pero que arrojan tanta oscuridad y complejidad a su alrededor por sus sutilezas que nunca pueden encontrarlo. Los papistas, por ejemplo, no dirán que Cristo es el hijo de José, porque saben claramente cuál es su nombre; pero aun así aniquilan su poder, a fin de mantener un fantasma en la habitación de Cristo. ¿No sería mejor tartamudear ridículamente, como Felipe, y sostenerse por el verdadero Cristo, que mediante un lenguaje elocuente e ingenioso para introducir un falso Cristo? Por otro lado, hay muchos tontos pobres en la actualidad, que, aunque ignorantes y poco hábiles en el uso del lenguaje, dan a conocer a Cristo más fielmente que todos los teólogos del Papa con sus elevadas especulaciones. Este pasaje, por lo tanto, nos advierte que, si se ha empleado un lenguaje inadecuado con respecto a Cristo por hombres ignorantes e ignorantes, no debemos rechazar a esas personas con desdén, siempre que nos dirijan a Cristo; pero para que no podamos ser retirados de Cristo por las falsas imaginaciones de los hombres, tengamos siempre este remedio a mano, para buscar el conocimiento puro de él de la Ley y los Profetas.

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