13. Vete, y como crees, así sea contigo. Por lo tanto, es evidente cuán gentilmente Cristo derrama su gracia cuando encuentra el vaso de Fe abierta. Aunque dirige estas palabras al centurión, no cabe duda de que, en su persona, nos invita a todos a una fuerte esperanza. Por lo tanto, también se nos enseña la razón por la cual Dios es, en su mayor parte, tan limitado en sus comunicaciones con nosotros: es porque nuestra incredulidad no le permite ser liberal. Si abrimos la entrada a él por fe, él escuchará nuestros deseos y oraciones.

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