Y Jesús dijo al centurión: Ve, y como has creído, te sea hecho. Y su criado fue sanado en la misma hora.

Como era la fe, así era la cura. La confianza en el poder de la palabra trajo la palabra con poder para sanar. Cristo habla con gran emoción, concediendo la bendición a la que se aferró la fe del capitán, invitando a sus mensajeros ya él mismo a presenciar el cumplimiento de su oración. En la misma hora, a la misma hora, se realizó el milagro. Así la fe recibe de Cristo, a quien se aferra, ayuda, consuelo, misericordia y todo bien.

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