6. Las líneas (325) me han caído. El salmista confirma más completamente lo que ya había dicho en el verso anterior con respecto a su descanso, con una mente serena y tranquila, solo en Dios; o más bien, él se gloría tanto en Dios como para despreciar noblemente todo lo que el mundo imagina que es excelente y deseable sin él. Al magnificar a Dios en tales cepas honorables y exaltadas, nos da a entender que ya no desea nada más como su porción y felicidad. Esta doctrina puede ser rentable para nosotros de muchas maneras. Debería alejarnos no solo de todos los inventos perversos de la superstición, sino también de todos los atractivos de la carne y del mundo. Siempre que, por lo tanto, se nos presenten esas cosas que nos alejarían de descansar solo en Dios, hagamos uso de este sentimiento como un antídoto contra ellos, que tenemos suficiente causa para estar contentos, ya que el que tiene en sí mismo un La plenitud absoluta de todo bien se ha entregado para ser disfrutada por nosotros. De esta manera experimentaremos que nuestra condición sea siempre agradable y cómoda; porque el que tiene a Dios como su porción no tiene nada que sea necesario para constituir una vida feliz.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad