10. El que castiga a las naciones, ¿no corregirá? Los haría argumentar de mayor a menor, que si Dios no perdonaba incluso a naciones enteras, sino que visitaba su iniquidad con el castigo, no podían imaginar que sufriría que un puñado de individuos escapara impunemente. Sin embargo, la comparación que se pretende puede ser entre gentiles y judíos. Si Dios castigara a las naciones paganas, que no habían escuchado su palabra, con mucha severidad, los judíos podrían esperar que ellos, que habían estado familiarizados con las instrucciones en su casa, recibirían una corrección aún más aguda, y que él reivindicaría su justicia más en esa nación sobre la cual había elegido presidir. Aún así, el sentido anterior del pasaje me parece preferible, que es una locura en cualquier número de individuos halagarse impunemente, cuando ven a Dios infligiendo castigos públicos a las personas colectivas. Algunos piensan que hay una alusión exclusiva a la señal e instancias memorables de juicio Divino registradas en la Escritura, como en la destrucción de Sodoma con fuego del cielo, (Génesis 19.) Y de toda la familia humana por el inundación, (Génesis 7.) Pero el significado más simple es el mejor, que era el colmo de la locura en los individuos pensar que podían escapar cuando las naciones perecen. Al agregar que Dios enseña a los hombres el conocimiento, (22) el salmista mira la confianza desmedida de quienes desprecian a Dios y se enorgullecen de su agudeza y astucia, como encontramos a Isaías denunciando un infortunio contra esos astutos enemigos de Dios que cavan profundamente, para que puedan esconderse de su vista, (Isaías 29:15.) Es una enfermedad que prevalece en el mundo todavía. Conocemos los refugios encubiertos de los que tanto cortesanos como abogados aprovechan para disfrutar de la vergonzosa burla de Dios. (23) Es como si el salmista hubiera dicho: piensas eludir a Dios a través de la confianza que tienes en tus agudos entendimientos, y pretenderías disputar el conocimiento del Todopoderoso, cuando, en verdad, todo el conocimiento que hay en el mundo no es más que una gota de su propia plenitud inagotable.

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