Frente al futuro triunfo de la verdad, que nos asegura la obra consumada de Cristo, debemos oponer la oposición, dolorosa en el presente, del Espíritu de error. Sus ataques han sido previstos por el Espíritu de santidad. Recién ahora se expresan en una falsa espiritualidad que condena a las buenas criaturas de Dios del matrimonio y la comida.

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Antiguo Testamento