ὑμεῖς φωνεῖτέ με, “me llamáis”, al dirigirse a mí (φωνεῖν, no καλεῖν), ὁ διδάσκαλος καὶ ὁ κύριος “Maestro” y “Señor”; el nominativus tituli , véase Winer, 226. Quizás “Rabino” transmitiría mejor el respeto involucrado en διδάσκαλος. καὶ καλῶς λέγετε, εἰμὶ γάρ. Jesús, humilde y autosuprimido como era, reconoció claramente su propia dignidad y en ocasiones la afirmó. Aquí el punto de la lección radica en Su conciencia de ser el Señor de ellos.

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Antiguo Testamento