ἐν τῇ δευτέρᾳ, etc., la segunda y la tercera vigilia nombradas como los momentos en los que los hombres son más propensos a quedarse dormidos (Hahn), suponiéndose probablemente que la noche consiste en cuatro vigilias, y la primera omitida por ser demasiado temprana, y el último como demasiado tarde para el regreso.

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Antiguo Testamento