Hechos 20:13-27

Reunión con los ancianos de Éfeso

El resto de la compañía del apóstol viajó en barco a Assos, mientras que él fue a pie. Se unió a ellos en el barco en Assos y siguió con ellos a Mitilene, luego a Chios, una breve parada en Samos, permaneciendo por un tiempo en Trogyllium y una estadía más prolongada en Mileto. Lucas explicó la estadía más prolongada de Pablo en Mileto diciendo que Pablo tenía la intención de navegar por Éfeso con la esperanza de llegar a Jerusalén antes de Pentecostés.

Así que llamó a los ancianos de la iglesia de Éfeso para que se reunieran con él en Mileto. Cuando llegaron, les recordó las luchas que enfrentó mientras estuvo en Asia. Había servido al Señor con una actitud humilde, incluso emocionándose hasta las lágrimas en ocasiones y sobreviviendo a más de un complot judío contra su vida. Sin embargo, les había declarado fielmente la verdad, tanto públicamente, en la sinagoga y en la escuela de Tirano, y enseñando en una casa, luego en otra.

Su predicación se había extendido tanto a judíos como a griegos e incluía la necesidad del arrepentimiento y la fe ( Hechos 20:13-21 ).

Habiéndoles recordado su tiempo trabajando entre ellos, Pablo luego les dijo a los ancianos que estaba obligado a ir a Jerusalén, a pesar de saber lo que le esperaba allí. El Espíritu Santo le había testificado, a través de las voces de los profetas y otros hombres inspirados ( Hechos 21:10-11 ), sobre su inminente arresto y los demás juicios que enfrentaría en Jerusalén.

La mayor preocupación de Pablo no era por su propia seguridad personal sino por completar el ministerio especial que Jesús le había dado, o predicar el reino, que es uno y el mismo. No esperaba volver a ver los rostros de esos ancianos. Por eso, los instó a testificar fielmente el contenido de su predicación entre los de Éfeso. Había predicado toda la verdad, liberándose así de toda responsabilidad por los que pudieran haber permanecido en pecado ( Hechos 20:22-27 ).