10 Y me postré a sus pies para adorarlo. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús: adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.

Juan estaba tan asombrado por el ángel que le mostró estas cosas que se postró para adorarlo. A diferencia de Satanás, que exige adoración, los ángeles de Dios no permitirán que nadie los adore. Toda adoración debe ser dirigida a Dios. El ángel le dijo a Juan que Jesús es el cumplimiento de todas las profecías dadas por Dios; adorarle solo a Él.

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