Por lo tanto, cuando yo estaba así de ánimo, ¿utilicé la ligereza ? Es decir, cuando me propuse venir a ti y no lo hice. La palabra griega para ligereza se deriva de la palabra ciervo. Del mismo modo hablamos de la sabiduría de la serpiente, la inocencia de la paloma, la terquedad del asno, la cabeza del elefante.

¿O lo que me propongo, lo propongo según la carne ? San Pablo no formó sus determinaciones apoyándose en la prudencia y la ligereza humanas, que fácilmente cambian los designios de los hombres, por la ventaja o conveniencia mundana, o por la influencia de los superiores, es más, por la mera veleidad y mutabilidad de la inclinación natural. Así Ambrosio.

Que conmigo debe haber sí sí, y no no. No era tan inestable y sin propósito como para prometer en un momento venir y en otro rehusar, como suelen hacer los muchachos. Entonces Anselmo.

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