Por la palabra de verdad. Predicando pura y sinceramente la verdad del Evangelio, mostrémonos ministros de Dios.

Por el poder de Dios. Por obrar milagros, o más bien, con Crisóstomo, por la constancia y fortaleza cristiana desplegándose en tantas adversidades, tantos trabajos, tanta vehemencia de palabra, y tan eficaz predicación. Todas estas cosas vienen a nosotros por el poder de Dios, y prueban que somos poderosos ministros de Él, dignos de toda admiración.

Con armas de justicia a diestra ya siniestra. Tanto en la prosperidad como en la adversidad, tomemos como armas las obras de justicia, es decir , las obras virtuosas que brotan de una vida justa y santa, para que no seamos exaltados por la prosperidad ni deprimidos por la adversidad. Entonces Anselmo. Pero Crisóstomo y Teofilacto dicen que la mano izquierda denota la adversidad, y la derecha la prosperidad, las cuales dos cosas, por acción alternada, fortalecen a los siervos de Dios como una armadura, para que no sean exaltados por el orgullo ni abatidos por el abatimiento.

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