El asalariado huye porque es asalariado, y no se preocupa por las ovejas. Como si se dijera directamente, el que no ama a las ovejas, sino las ganancias mundanas, no puede mantenerse firme cuando las ovejas están en peligro. Porque mientras aspira al honor y se regocija en las ganancias mundanas, teme exponerse al peligro, no sea que pierda lo que ama. Porque nadie cuida con tanta diligencia lo que es de otro como lo hace con lo que es suyo. Y por eso el asalariado se preocupa más por su propia vida que por las ovejas que no son suyas; y vuela cuando viene el lobo, como si se preocupara más por su propia vida que por la de las ovejas.

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