De juicio, porque el príncipe de este mundo es juzgado. (1.) S. Crisóstomo y Eutimio lo explican así: "El Espíritu Santo probará que el juicio del mundo es falso al decir que hago milagros por el poder y la astucia del diablo; porque Él probará que el diablo ha sido condenado, expulsado y juzgado por Mí. 2d, Él convencerá al mundo de pereza por no estar dispuesto a pisotear a Satanás, cuando Cristo lo hirió y lo despojó de su fuerza.

3d, Él reprochará al mundo por haberse extraviado, poniendo su esperanza en el demonio que ha sido condenado por Mí, o por abandonar a Dios, y adorar al demonio en ídolos o en criaturas. 4º Toletus y otros explican así: El Espíritu Santo me manifestará al mundo como justo juez de vivos y muertos, cuando hará ver que el diablo es condenado por Mí. Porque si juzgo y condeno a los demonios, mucho más condeno a los hombres.

5º, y muy acertadamente, hará ver al mundo su propia condenación, cuando se vea condenado en la persona de su cabeza; cuando capacite a los Apóstoles, invocando el Nombre de Jesús, para expulsarlo de los templos e ídolos en los que el mundo lo adoraba, y también de las almas y cuerpos de los hombres, derribando así su reino. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, tampoco perdonará al mundo culpable; si no perdonó la cabeza, tampoco perdonará a sus miembros y súbditos. Así S. Agustín, Beda, Rupertus, Maldonatus, Ribera, y otros.

Justino Mártir usa este mismo argumento (Dial. cum Tryphone), también Tertuliano (ad Serpulam y Apolog. cap. xxxvi.), S. Cyprian (ad Demetrius), Orígenes (lib. i. contr. Celsum), S. Atanasio ( de Incar. Verbi), Lactantius (ii. 6), y otros.

Escuche a S. Agustín (de Verb. Dom. Serm. lx.): "Por su misma expulsión fue juzgado, y el mundo es condenado por este juicio, porque quien se niega a creer en Cristo, en vano se queja del diablo : Porque desde que fue expulsado y sentenciado, aunque se le permite atacarnos desde afuera, sin embargo, no sólo los hombres, sino también las mujeres y los niños han triunfado sobre él, como mártires". También el mismo padre ( en loc.

), "Es juzgado el que está condenado irrevocablemente al juicio del fuego eterno, y por este juicio es reprendido el mundo, porque es juzgado con su príncipe, a quien imita en su soberbia e impiedad. Por tanto, crean los hombres en Cristo , para que no sean condenados por el pecado de la incredulidad, que ata todos los pecados; que pasen a las filas de los fieles, para que no sean reprendidos por la justicia de aquellos, a quienes no imitan en ser justificados; que se cuiden del juicio futuro, para que no sean condenados con el príncipe de este mundo a quien imitan".

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