Mas vosotros no le habéis conocido, &c. (1.) No conocéis al verdadero Dios a quien adoráis; conocéis que Él no es uno en esencia y triple en persona, porque pensáis que Él es uno en Persona, como Él es uno en esencia. No sabéis que Dios es Padre, y que Él me engendró a Su Hijo, y que nosotros dos por nuestro Aliento engendramos el Espíritu Santo. Porque si lo supierais, ciertamente me habríais conocido y creído que soy el Mesías, el Hijo de Dios; ya la inversa, "si me hubierais conocido, ciertamente habríais conocido a mi Padre", dice S. Crisóstomo.

(2.) S. Agustín dice: Creéis que hay un solo Dios, aunque no lo veáis ni lo oigáis (ver cap. v. 37). Vosotros, pues, debéis igualmente creer en Mí, Su Hijo, a causa de las muchas señales y prodigios que hago, aunque no veáis la Deidad que está escondida dentro. (3.) No lo conocéis, no creéis en su testimonio: Este es mi Hijo amado; porque no sabíais, o más bien no queríais saber, que ésta era la verdadera voz de Dios.

(4.) Eutimio explica: "No habéis demostrado que le conocéis, porque vivís impíamente, no como adoradores de Dios, sino como gentiles idólatras, profesando, como dice San Pablo, conocerle (Tit, i. 16). ), sino en obras negándolo".

Y si digo , &c. Maldonato piensa que Cristo llamó a los judíos "mentirosos", porque le dijeron: "Tú eres samaritano y tienes un demonio". Porque estas eran dos falsedades muy groseras, es más, incluso blasfemias. Pero S. Crisóstomo, Amonio y Teofilacto tienen más razón al afirmar que fueron llamados "mentirosos", porque mintieron al decir que conocían a Dios. Porque no creían que tuviera un Hijo, y que fuera triple en Su personalidad.

Pero yo le conozco , &c. Teofilacto lo explica así: “Demuestro con mi vida y conducta que conozco, reverencio y adoro a Dios, porque observo con reverencia y cumplo constantemente su palabra. O puede explicarse, aún mejor, de esta manera. Porque reconozco a Dios Padre, y percibo claramente Su Majestad, Poder y Santidad; por eso yo, como hombre, le reverencio grandemente, y observo clara y plenamente Su precepto, que vosotros judíos no observáis, porque no conocéis ni comprendéis Su Majestad, y por tanto no lo reverencias.

Así Teofilacto. Además, S. Agustín dice: "Él hablaba como el Hijo, la Palabra del Padre, y era la misma Palabra del Padre que hablaba a los hombres". Y dijo apropiadamente la " palabra ", no la " precepto, "porque Él mismo era la Palabra del Padre, y el Padre le había mandado que anunciara a los hombres esa misma verdad, que reconocieran, creyeran y adoraran a Dios Padre y a Dios Hijo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento