Verso Lucas 8:55. Y mandó que le dieran de comer... Aunque fue resucitada por un milagro, no debía ser preservada por un milagro. La naturaleza es el gran instrumento de Dios, y él se complace en obrar por medio de ella; tampoco hará nada por medio de su poder soberano, a modo de milagro, que pueda ser efectuado por su providencia ordinaria. Además, Dios quiere que seamos trabajadores junto con él: nos proporciona el alimento, pero no come por nosotros; nosotros comemos por nosotros mismos, y nos nutrimos así de la generosidad que Dios ha proporcionado. Sin el alimento, el hombre no puede nutrirse; y si no come el alimento, no puede servirle de nada. Así, Dios provee la salvación para un mundo perdido, y la otorga a cada alma creyente penitente; pero no se arrepiente ni cree por ningún hombre. El hombre se arrepiente y cree por sí mismo, bajo los auxilios de la gracia de Dios.

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