Esto marca un claro avance y cambio en el carácter de las visitas. Hasta ahora, los egipcios no habían sido atacados directamente en sus personas. Es la segunda plaga que no fue precedida de una demanda y advertencia, probablemente por la especial dureza mostrada por Faraón en referencia al murrain.

Cenizas del horno - El acto era evidentemente simbólico: las cenizas debían ser esparcidas hacia el cielo, desafiando, por así decirlo, a las deidades egipcias. Es posible que haya una referencia a una costumbre egipcia de esparcir al viento las cenizas de las víctimas ofrecidas a Tifón.

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