No podían comer pan - Su tiempo y atención estaban tan ocupados que se vieron obligados a renunciar a sus comidas habituales. Los asuntos de la religión pueden ocupar la atención de los ministros y otros para evitar que participen en sus actividades habituales. La religión es lo más importante, mucho más importante que el negocio ordinario de esta vida; y no hay nada irrazonable si nuestros asuntos temporales a veces dan paso a los intereses superiores de nuestras propias almas y las almas de los demás. Al mismo tiempo, es cierto que la religión es generalmente consistente con una atención cercana a los negocios mundanos. Promueve la industria, la economía, el orden, la limpieza y la puntualidad, todo indispensable para la prosperidad mundana. De estos no ha habido un ejemplo más ilustre que el de nuestro Salvador mismo.

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