El templo que santifica el oro - Santificar es santificar. El oro no tenía santidad sino lo que derivaba del templo. Si en cualquier otro lugar, no sería más sagrado que cualquier otro oro. Era tonto, entonces, suponer que eso era más sagrado que el templo, del cual recibió toda la santidad que poseía.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad