Ustedes han escuchado que fue dicho por ellos de antaño, no cometerán adulterio - Vea las notas en Mateo 5:21. Nuestro Salvador en estos versículos explica el séptimo mandamiento. Es probable que los fariseos hubieran explicado que este mandamiento, como tenían el sexto, se extendía solo al acto externo; y que consideraban los pensamientos malvados y una imaginación desenfrenada como de poca importancia, o como no prohibidos por la ley. Nuestro Salvador les asegura que el mandamiento no consideraba el acto externo simplemente, sino los secretos del corazón y los movimientos del ojo. Él declara que aquellos que satisfacen un deseo desenfrenado, que quienes ven a una mujer para aumentar su lujuria, ya han violado el mandamiento y cometieron adulterio en el corazón ante los ojos de Dios. Tal era la culpa de David, cuyo crimen profundo y horrible muestra completamente el peligro de caer en los malos deseos, y en los vagabundos de un ojo sin sentido. Ver 2 Samuel 11; Salmo 51. Ver también 2 Pedro 2:14. ¡Tan estricta y amplia es la ley de Dios! ¡Y tan atroz en su visión hacha pensamientos y sentimientos que pueden estar ocultos para siempre del mundo!

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