Y todos los hombres temerán - Es decir, se haría una profunda impresión, no solo en los asociados y compañeros de los impíos, sino en todo lo que debería saber de lo que fue hecho. Las personas, en vista del justo castigo de los impíos, aprenderían a reverenciar a Dios y a admirar a Uno tan poderoso y tan justo. Los juicios, el castigo, la ira, están adaptados y diseñados para causar una profunda impresión en la humanidad. Según este principio, el castigo final de los impíos causará una impresión profunda y saludable en el universo para siempre.

Y declarará la obra de Dios - La dará a conocer a otros. Se convertirá en un tema de conversación, o hablarán de ello, como ilustrando las perfecciones divinas y el carácter. Tal debería ser siempre el efecto de los juicios de Dios, ya que ilustran su verdadero carácter; dan a conocer sus atributos; transmiten al mundo lecciones de suma importancia. Nada es más apropiado que hablar sobre los juicios de Dios y tratar de derivar de ellos las instrucciones que están adaptadas para transmitir sobre la naturaleza divina y los principios de la administración bajo la cual se coloca el universo. Guerras, pestilencias, hambrunas, terremotos, conflagraciones, inundaciones, enfermedades, todos enseñan importantes lecciones sobre Dios; y cada uno lleva su propio mensaje especial a la humanidad.

Porque sabiamente considerarán su acción - Lo considerarán atenta y cuidadosamente; se esforzarán por extraer tales lecciones de sus tratos como sean adecuadas para transmitir. En otras palabras, una consideración atenta de sus acciones contribuirá a mantener un conocimiento justo del mundo en sujeción a él. Dios está siempre hablando a los seres humanos; y nada es más apropiado para los seres humanos que hacer una consideración cuidadosa de lo que realmente se pretende que nos enseñen los eventos que ocurren en sus tratos providenciales.

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