Y todos los hombres, con esta evidencia de la justicia vengativa de Dios ante sus ojos, temerán y declararán la obra de Dios, entendiendo el castigo de los impíos como un acto de Dios y ya no lo considerarán tontamente como una desgracia debida al azar; porque ellos considerarán sabiamente lo que hizo, notando la causa y el efecto con un sentimiento de asombro.

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