son necesarios ; los miembros más fuertes y prominentes del cuerpo no son en todos los casos los más esenciales para la vida humana, sino a menudo los más débiles y ocultos. Las partes que lo necesitan, las cubrimos y adornamos; y nunca pensamos en descuidar, mucho menos en despreciar alguna parte porque es endeble, o necesita cuidados especiales. Dios ha ordenado que si un miembro, incluso el más débil o feo, sufre, todos sufren con él; y si uno se regocija, o goza de salud y vigor, todos experimentan el beneficio.

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Antiguo Testamento