Es agradable proclamar el evangelio a oyentes inteligentes, especialmente a los que están bien familiarizados con la Biblia. La verdadera religión no teme, sino que juzga la investigación. Está de acuerdo con la palabra, y la providencia de Dios prueba que es verdad. Cuanto más se examine a la luz de las Escrituras y de los hechos, más profunda será la convicción de que procede de Dios; y cuanto más inteligentes sean los hombres, más culpables serán, si no la abrazan.

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Antiguo Testamento