Mi hijo estaba muerto-perdido ; estaba muerto a la excelencia ya la felicidad y muerto en cuanto a ser el medio de ambos para la casa de su padre. Estaba perdido para la bondad, el deber y el cielo.

Vivo-encontrado ; ha regresado con sentimientos correctos a su padre y amigos, y es una fuente de rico disfrute para él y para ellos. ¿Quién, no perdido en la bondad, no sería partícipe de su alegría?

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Antiguo Testamento