Las personas pueden estar en la misma sociedad y, sin embargo, sus corazones se dirigen hacia objetos totalmente diferentes. María, en el fervor del amor por el Salvador, lo ungía con un ungüento muy precioso, mientras Judas decía: "¿Por qué es este desperdicio?" y preparándose para ir a sus asesinos con la pregunta: "¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?" Ciertamente, "los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos".

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Antiguo Testamento