La oración, humilde, creyente, ferviente y perseverante, tiene gran influencia con Dios, y es el medio de procurar bendiciones inefables para los hombres. Por lo tanto, oren todos por lo que necesiten, en el nombre de Cristo, el único Mediador; confesando sus pecados, no al sacerdote, sino a Dios, que es el único que tiene poder para perdonarlos, y agradeciéndole sus misericordias.

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Antiguo Testamento