El Señor tu Dios, por quien tienes tanto interés, mientras nosotros nos avergonzamos y tememos de llamarlo nuestro Dios. No temas con un miedo abatido, como si no te quedara ninguna esperanza. Pero no os apartéis en pos de los ídolos, como lo habían hecho muchas veces antes y, a pesar de esta advertencia, lo hicieron después. Cosas vanas Por eso los ídolos se llaman Deuteronomio 32:21 ; Jeremias 2:5 ; y así son, siendo simples nada , sin poder en ellos, sin influencia sobre nosotros, ni siendo de ningún uso o beneficio para nosotros.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad