La cual he puesto en tu mano en tu poder: endureceré su corazón. Después de que él mismo lo haya endurecido con frecuencia, cerrando voluntariamente los ojos contra la luz, permitiré al fin que Satanás lo endurezca eficazmente.

Así dice el Señor. Esta es la primera vez que un hombre usa un prefacio, que luego es usado con tanta frecuencia por todos los profetas: Israel es mi hijo, mi primogénito, precioso a mis ojos, honorable y querido para mí. Deja ir a mi hijo No solo a mi siervo, a quien no tienes derecho a detener, sino a mi hijo, cuya libertad y honor me dan envidia. Si te niegas, mataré a tu hijo, incluso a tu primogénito. Como los hombres tratan con el pueblo de Dios, esperen que se les trate con ellos mismos.

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