Porque has escuchado la voz de tu esposa Obedeciste su palabra y consejo, en contra de mi mandato expreso. Se disculpó el fallo colocándola en su esposa, pero Dios echa no admite la excusa: aunque era su culpa de persuadirlo para comer, que era su culpa el prestar atención a ella. Maldita sea la tierra por tu causa. Ahora dará menos y peores frutos, y ni siquiera aquellos sin más cuidado y problema para tu mente, y la mente de tu posteridad, y más trabajo para tus cuerpos de lo que de otro modo hubiera sido necesario. La tierra, por el pecado del hombre, fue sujeta a vanidad; la fecundidad fue su bendición para el servicio del hombre, y ahora la esterilidad es su maldición para el castigo del hombre.

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