Han echado suertes por mi pueblo. Era costumbre entre los conquistadores, en aquellos días, dividir a los cautivos, tomados en la guerra, entre ellos por suerte, y también lo hacían estos enemigos de los judíos. Y han dado un niño por una ramera. Con esto se quiere decir que cambiaron, o regalaron, niños judíos, en lugar de dinero, por rameras. Y vendió una muchacha por vino, para que bebieran por un trago de vino, por así decirlo; es decir, a un ritmo muy vil y bajo.

Estos casos se mencionan para indicar el desprecio en el que estos enemigos de los judíos tenían a los adoradores del Dios verdadero; se separaron de ellos, cuando los tomaron cautivos, en los términos más viles, como si les dieran poco o ningún valor. En Mingrelia, según Sir John Chardin, venden niños cautivos a cambio de provisiones y vino: véase Harmer vol. 2. p. 374.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad