Y echaron suertes sobre mi pueblo; y han dado un niño por una ramera, y han vendido una niña por vino, para que ellos puedan beber.

Y echaron suertes sobre mi pueblo, es decir, repartieron entre sí a mi pueblo como a sus cautivos por suerte. Compárese en cuanto a la distribución de los cautivos por sorteo ( "Los extranjeros echaron suertes sobre Jerusalén"; "Echaron suertes para ella [no para los hombres de Amon] honorables").

Y han dado un niño por una ramera: en lugar de pagarle con dinero a una ramera por su prostitución, le dieron un niño cautivo judío como esclavo.

Y vendieron a una muchacha por vino; tan poco valoraban a una muchacha judía que la vendían por un trago de vino.

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