Los discípulos Marcos dice, οι περι αυτον συν τοις δωδεκα, los que estaban a su alrededor, con los doce , es decir, no solo los apóstoles, sino otras personas bien dispuestas que generalmente asistían al ministerio de Cristo y estaban deseosas de aprender sobre él; vino a él, es decir, cuando se disolvió la asamblea, y Cristo había entregado muchas otras parábolas mencionadas posteriormente; porque vinieron cuando estaba solo, Marco 4:10 , y dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?Aunque no sólo los médicos judíos, sino todos los sabios de Oriente enseñaron por parábolas, sin embargo, debido a que esta forma de enseñar tenía algo de oscuridad, y la doctrina contenida bajo el velo de estas alegorías no era tan fácil de comprender como si hubiera sido expuesto llana y abiertamente, sin tal tapadera, entonces los discípulos preguntan por qué usó este modo de enseñanza más oscuro, y para muchos ininteligible.

Él dijo: Porque a ustedes que lo han abandonado todo les es dado seguirme, cuyas mentes están despojadas de prejuicios y abiertas a recibir la verdad en el amor de ella; conocer , experimental y prácticamente, así como comprender, los misterios del reino de los cielos , es decir, los asuntos más profundos y espirituales relacionados con el reino del Mesías, especialmente como el respeto a la religión interior y vital. Porque las verdades aquí aludidas y explicadas en la interpretación de esta parábola están lejos de ser misterios, en la aceptación común de la palabra, es decir, doctrinas incomprensibles , como cualquier cosa en el mundo puede ser. Pero para ellosQuienes no han sido persuadidos de dejar nada para seguirme, y quienes son obstinados hasta tal punto que no escuchan nada contrario a sus prejuicios y pasiones, no les es dado: Porque quien tiene Es decir, mejora lo que tiene, usa la gracia y las bendiciones impartidas de acuerdo con el designio del Dador, se le dará más y más, en proporción a esa mejora.

Pero al que no lo mejore, se le quitará hasta lo que tiene. Aquí está la gran regla del trato de Dios con los hijos de los hombres: una regla, fijada como las columnas del cielo. Esta es la clave de todas sus dispensaciones providenciales, como les aparecerá a los hombres y ángeles en ese día.

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