El alma del impío desea el mal Su corazón está ferviente y plenamente puesto en él, como se expresa en Eclesiastés 8:11 , para hacer el mal , para obrar iniquidad, para hacer daño a otros, o para satisfacer sus propias concupiscencias, aunque sea con lesiones de otros. Su prójimo no halla favor , etc. Si se esfuerza por disuadirlo de su maldad, o se interpone en el camino de satisfacer sus deseos. No perdona ni a amigos ni a enemigos.

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