¿Qué, hijo mío? Un breve discurso, argumentando su gran pasión por él; ¿Qué palabras tomaré? ¿Qué consejos te daré? Mi corazon esta lleno; Debo darle rienda suelta; pero ¿por dónde empezar? Qué, el hijo de mi vientre Mi hijo, no por adopción, sino que di a luz en el vientre, y por tanto es mi deber darte amonestaciones, y tuyo recibirlas. El hijo de mis votos, en cuyo nombre he hecho muchas oraciones, sacrificios y votos solemnes a Dios; a quien tengo, en lo que a mí respecta, consagrado a la obra, al servicio y a la gloria de Dios.

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