Como se derrite un caracol que se lanza hacia adelante y parece amenazar con sus cuernos, pero se disuelve rápidamente. Porque se desperdicia por sus propios movimientos, en cada tramo que hace, dejando atrás parte de su humedad, que, gradualmente, debe consumirlo, aunque hace un camino para brillar tras él. Como el prematuro nacimiento de una mujer que muere apenas comienza a vivir y nunca ve el sol.

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