No confíes en la opresión , es decir, en las riquezas obtenidas mediante el fraude y la violencia; o en las artes de adquirirlos. Así como no deben confiar en ningún otro hombre, tampoco deben confiar en ustedes mismos, ni en su propio ingenio, o laboriosidad o coraje, con los que pueden oprimir a los demás, y así pensar en asegurarse y enriquecerse. Y no os volváis vanidosos en el robo. Levantaos y alimentaros con vanas esperanzas de seguridad y felicidad de aquellas riquezas que tomáis de los demás con el robo y la violencia. Si las riquezas aumentan, no pongas tu corazón en ellas para estimarlas y amarlas desmesuradamente, para poner en ellas tu esperanza, confianza y gozo principal, o para volverse orgulloso e insolente a causa de ellas.

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