Ciertamente la ira del hombre te alabará.Los intentos furiosos y los discursos blasfemos de tus enemigos servirán a tu gloria, y harán que tu pueblo y otros te elogien y te magnifiquen por esa admirable sabiduría, poder, fidelidad y bondad que descubriste en ese ocasión. Reprimirás el resto de la ira. Prevenirás y defraudarás los sucesivos designios maliciosos de tus enemigos, que meditarán en venganza por esos vergonzosos y terribles derribos. O, como se puede traducir correctamente en hebreo, te ceñirás con el resto de la ira; es decir, te pondrás como adorno lo que era el cinto; te adornarás con él como el vencedor se engalana con el botín de sus enemigos.

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