Así que hervimos a mi hijo, etc.— Esta impactante anécdota es un efecto terrible de la venganza divina, que Moisés había dicho mucho antes que los israelitas caerían sobre ellos si se rebelaban contra Dios. El mismo mal les sucedió en otras dos ocasiones además de esta; en el sitio de Jerusalén, bajo Nabucodonosor; ver Ezek. ch. Éxodo 5:10 y en eso bajo Titus; ver a José. Campana. Jud. lib. vii. C. 8.

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