Ver. 2. El Señor Dios de los cielos - Se puede observar que Dios, en los libros anteriores, es llamado el Señor de los ejércitos; pero en el último de Crónicas, en este, en Nehemías, yDaniel 1 .e. en los libros escritos después del cautiverio, se le llama Dios del cielo, y no Señor de los ejércitos, aunque ambos se usan en el mismo sentido.

REFLEXIONES.—Los setenta años de cautiverio llegaron ahora a su período; y la esperanza decadente del pueblo cautivo de Dios comenzó a revivir, en la conquista de sus opresores por Ciro, tanto antes profetizado por su nombre para ser su libertador: ni defraudó sus expectativas; pues, apenas había subyugado al imperio babilónico, emitió un edicto para la restauración del pueblo judío. Estaba convencido, como aparece en la proclamación, de la gloria del Dios de Israel, atribuyó sus grandes éxitos a su bendición y trató diligentemente de corresponder con sus órdenes. El Señor avivó su espíritu; se veía obligado a construir su templo, según la palabra profética; y por lo tanto, mientras da permiso general a los judíos para que regresen, ordena a sus súbditos en todas partes que los ayuden; para que los pobres recibieran lo necesario para su viaje y un cómodo asentamiento cuando llegaran a su propia tierra. Y para esto, especialmente los judíos más ricos, que optaron por continuar todavía en Babilonia, fueron llamados a contribuir; y, si no iban ellos mismos, para ayudar a sus hermanos y enviar sus ofrendas voluntarias a Jerusalén.

Nota;(1.) Ni una jota ni una tilde de la palabra de Dios puede fallar; aunque el cumplimiento de sus promesas parece largo, es seguro en el tiempo señalado. (2.) Cuando la duración de nuestros sufrimientos se acerca y nos hace desesperar por su terminación, Dios hace que la luz se eleve en las tinieblas, y al final hay esperanza. (3.) Los reyes más grandes están bajo el gobierno divino; Dios tiene acceso a los espíritus de los hombres y puede inclinarlos para que sirvan a sus propósitos. (4.) Cualquiera que sea el buen deseo que se despierte en nuestro corazón, debemos reconocer que es un don de Dios. (5.) Dios es el que dispone los reinos del mundo: son verdaderamente sabios y grandes los que ven su mano en su prosperidad y desean hacer avanzar su gloria en la posición a la que los ha exaltado. (6.) Los que aman el templo,

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