Pablo — llegó a Éfeso— Éfeso era la metrópoli y el principal mercado no sólo de Jonia, sino incluso de toda la Asia proconsular, situada en el río Caestro, célebre por sus cisnes, en la ladera de una colina, que hacia el oeste tiene el perspectiva de una hermosa llanura, regada y embellecida con los agradables círculos del río, girando y serpenteando en tantos curiosos laberintos, que algunos viajeros la han confundido con el Meandro; y esto más bien, porque los turcos le han dado el nombre de Mendres.Fue más célebre por el magnífico templo de Diana, que tuvo doscientos veinte años de construcción, fue levantado a cargo de toda Asia Propria y fue contado como una de las siete maravillas del mundo. Tenía cuatrocientos veinticinco pies de largo y doscientos veinte de ancho, sostenido por ciento veintisiete pilares de mármol, cada uno de ellos de sesenta pies de alto; obra de un rey, que los erigió como muestra de su magnificencia. Se había quemado dos veces antes de este período: la primera vez fue el mismo día en que Sócrates fue envenenado, unos cuatrocientos años antes de la encarnación de Cristo; y el segundo fue la noche en que nació Alejandro Magno.

Luego fue incendiado a propósito por Erostratus, quien, siendo condenado a morir por él, confesó que había destruido una estructura tan exquisita puramente para que pudiera ser recordado en edades futuras: por lo que no solo lo mataron, pero hizo un decreto, ciertamente infructuoso en sus efectos, de que su nombre nunca más se mencionara. Fue reconstruida de nuevo: el famoso Denócrates, a quien Alejandro Magno empleó posteriormente en la planificación y construcción de la magnífica ciudad de Alejandría, como arquitecto; y estaba maravillosamente adornado, especialmente por los efesios, y las damas contribuían en gran medida a él. Después de esto, Nerón lo saqueó de sus riquezas; pero en la época de San Pablo conservó gran parte de su antigua grandeza. En los días del emperador Galieno, los godos lo destruyeron por completo.

Los dos únicos edificios dignos de observar son un castillo fuerte y elevado situado en una eminencia, y una hermosa iglesia, honrada con el nombre de San Juan, pero ahora convertida en mezquita turca; y, según algunos viajeros, hay algunas ruinas majestuosas, que suponen son los restos del otrora magnífico templo.

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