A los topos ya los murciélagos : los murciélagos y otras alimañas rondan los viejos lugares en ruinas. Así Thevenot, al describir la pirámide abierta, nos dice que hay muchos murciélagos en ella, que a veces apagan las velas que se utilizan para examinar ese edificio más antiguo; que un agujero en particular, que él describe, tenía una gran cantidad de estiércol en él; y que pululaban tanto allí, que un caballero escocés que estaba en la compañía, y que parece solo haber tenido el valor de bajar a ella, temió que se lo comieran. Egmont y Heyman mencionan la misma circunstancia, pero enriquecen su relato con la adición de búhos, serpientes,y otros reptiles; por lo que pensaron que era necesario disparar algunas pistolas antes de aventurarse en la pirámide, siendo estas criaturas por ese medio espantadas a sus escondites. No sé qué tan precisos son al mencionar serpientes en la pirámide; pero lo cierto es que en los edificios más ruinosos que eso, estos tipos de reptiles peligrosos son muy comunes.

Así, Rauwolff, en su relato de Babilonia, nos dice que algunas de sus ruinas están tan llenas de alimañas, que han perforado agujeros a través de ellas, que uno no puede acercarse a ellas dentro de media milla, sino solo dos meses en el invierno. cuando no salen de sus agujeros. ¿No estamos más bien para entender las palabras del profeta en este lugar (que parecen significar cavadores de hoyos ) de esta clase de animales, más que de topos, que se supone que expresa un solo término hebreo, Levítico 11:30y que no tienen conexión, que yo sepa, con las ruinas? Porque el pensamiento del profeta me parece ser, que los habitantes de ese país iban a entrar en los agujeros de las rocas y en las cuevas de la tierra para esconderse de la venganza del Señor, para ser ejecutados por enemigos hostiles. ejércitos; dejando sus templos, con sus ídolos en ellos, para ser demolidos por sus manos; en qué estado de desolación deben permanecer mucho tiempo estos ídolos, compañeros de los animales que suelen hacer agujeros en las ruinas, y también de los murciélagos, frecuentadores de tales lugares destruidos; no es que debían llevar sus ídolos a cuevas y agujeros de la tierra para secretarlos de sus enemigos. Ver Observaciones, p. 423.

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