Los hombres gimen desde fuera de la ciudad: Ahora sigan las opresiones de la ciudad, donde la faz de las cosas es aún peor; nada más que los gemidos de los moribundos y los gritos de los heridos. En la ciudad gimen los moribundos, y el alma de los heridos clama en voz alta; sin embargo, Dios no hace distinciones. Brezo.

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