Sus hermanas le enviaron: La modestia de sus hermanas y su confianza en el afecto de Cristo por su hermano parece muy grande. No desean que el Señor venga a él; no quieren que sane a su hermano a distancia, como había hecho con otras personas que se encontraban en una situación peligrosa. Sólo le informan que su hermano, que gozaba feliz de un lugar en su cariño, estaba peligrosamente enfermo; y dejan a los dictados de su propia sabiduría, y al calor de su propio amor, determinar qué medida seguir.

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