Amada de su amiga, etc.— Dada a la maldad y adúltera. Aquí se refiere a una mujer diferente de la que él había desposado antes. El primero denota la infidelidad del reino de Israel y el divorcio de Dios de ellos. Los abandonó al enemigo y permitió que los llevaran cautivos. Esto marca el estado de este cónyuge, divorciado, pero sin continuar en la práctica de la idolatría. Esta fue la disposición de los judíos durante el cautiverio babilónico; arrebatados, por así decirlo, por la fuerza, a los objetos de su amor impuro, continuaron en su exilio, separados casi por igual de su Dios y de sus ídolos: pero con esta diferencia, que su Dios en cierto sentido retuvo hacia ellos como un sentimientos de afecto de la nación, esperando de su parte un verdadero arrepentimiento.

Generalmente se ha pensado que los antiguos idólatras solían ofrecer copas de vino a los dioses, y que el profeta alude a esto al final del versículo. En general, las palabras parecen expresar su abandono del servicio de Dios y hacerse como personas idólatras, en pos de los placeres y delicias corporales; como embriaguez, glotonería y cosas por el estilo, que el servicio de esos ídolos no solo permitía, sino que requería. Véase Calmet y Pococke.

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