No se dejen engañar. - Las palabras anteriores están dichas con sarcasmo. Eso es a lo que debes llegar si esta vida es todo. Entonces se le ocurre al Apóstol el solemne pensamiento de que quizás estas palabras describen con demasiada certeza el estado actual de algunos de los corintios. Se habían contaminado por el mal ambiente moral en el que vivían y que estaba impregnado de la enseñanza de esa falsa filosofía, “Comamos y bebamos, que mañana moriremos.

“No os engañéis”, añade solemnemente; es un hecho, "Las malas comunicaciones corrompen los buenos modales". Este es un proverbio, ligeramente modificado en una palabra de una línea en el tailandés de Menandro. Es imposible decir si el Apóstol conocía la línea original del poema o no; porque en cualquier caso probablemente lo habría citado en la forma en que estaba corriente entre la gente corriente.

La fuerza del proverbio es que incluso las palabras malas son peligrosas. La repetición constante de una máxima inmoral puede llevar a una vida inmoral. Las palabras que parecen inofensivas, porque flotan livianamente como el cardo, pueden llevar en ellas una semilla de maldad que puede echar raíces y dar frutos malos.

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