Y como lo hacía año tras año. - Es decir, Elcana, con motivo de cada visita anual al santuario nacional, tenía la costumbre de dar públicamente a la Ana sin hijos el doble regalo, para mostrar su amor inquebrantable; mientras la madre más feliz de sus hijos, celosa de su rival, cada año escogía esta solemne ocasión de ofrecer ofrendas de agradecimiento ante el Tabernáculo, especialmente para burlarse de la esposa sin hijos, refiriéndose sin duda a la ausencia de hijos, que entre las madres de Israel era considerada una calamidad tan profunda, para la barrena especial de Dios.

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