El Prólogo de las Profecías de Amós consiste en una serie de denuncias de los pueblos circundantes. El fundamento de las terribles amenazas es la palabra de Jehová dada a conocer al profeta. La razón del destino predicho por tan alta autoridad, es la resistencia y crueldad que estas naciones ofrecieron al pueblo teocrático y, más aún, sus propias ofensas morales, condenadas por la conciencia universal.

Las denuncias comienzan con un juicio sobre Siria, el antiguo enemigo de Judá, a veces confederado con Israel. Luego pasa a Filistea, que había sido una espina en el costado de Israel y Judá desde los días de los Jueces hasta los suyos. Luego dirige su mirada a las ciudades fenicias, el emporio del comercio más extenso del mundo, A continuación pasa en repaso a otras tres tribus o naciones, más estrechamente relacionadas con Israel en sangre, lengua y proximidad, y que, sin embargo, había manifestado a menudo un odio inquebrantable hacia el pueblo del pacto. Después de esto, Judá, su propia tribu, no escapa. Por último, el profeta reúne todas sus fuerzas para denunciar a Israel, entonces en el apogeo de la prosperidad y el esplendor.

(1) Ver Introducción.

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